¿Dónde están las prioridades?
JUEVES, 10 DE JULIO.- A veces, el silencio institucional duele más que la falta de respuestas. En Río Grande, el abandono dejó de ser una excepción y pasó a formar parte del paisaje cotidiano. Calles intransitables, cloacas desbordadas, pozos convertidos en trampas heladas: escenas repetidas que no sorprenden, pero que siguen indignando.
No se trata solo de infraestructura. Se trata de dignidad. De la dignidad de una ciudad que no debería acostumbrarse a vivir así. ¿Cómo naturalizar que en Chacra XIII, justo en la calle Moreno frente a la Comisaría Quinta, una arteria clave esté destruida, anegada, intransitable incluso para los patrulleros? ¿Cómo aceptar que en INTEVU, en la esquina de Forgacs y Roldán, el desborde cloacal se congele en las veredas formando hielo contaminado, invisible, pero tan real como el riesgo que representa?
La Municipalidad de Río Grande tiene nombre, presupuesto, funcionarios y responsabilidades. Sin embargo, el estado actual de estos barrios demuestra que la planificación urbana y el mantenimiento no están entre sus prioridades. Las promesas no alcanzan cuando la vida diaria de cientos de vecinos se vuelve insalubre y riesgosa.
El discurso oficial habla de gestión, pero lo que se vive es precariedad. Hablan de obras, pero lo que vemos es abandono. Hablan de presencia, pero lo que sentimos es ausencia.
Nos preguntamos, una y otra vez, ¿cómo puede una ciudad hablar de desarrollo cuando su gente camina entre barro, hielo y cloacas abiertas? ¿Qué más tiene que pasar para que la Municipalidad actúe con urgencia y seriedad?
Los vecinos no piden privilegios. Piden lo básico. Piden condiciones para circular, para vivir, para cuidar a sus hijos. Piden que el Estado esté presente no solo en anuncios o en redes sociales, sino en cada rincón donde se lo necesita.
Como mujeres, como trabajadoras, como parte de esta comunidad, no podemos mirar para otro lado. Porque cada pozo sin reparar, cada cloaca que rebalsa, cada respuesta que no llega, es un síntoma de algo más profundo: la ruptura del contrato social que alguna vez sostuvo el ideal de lo público.
Y en tiempos donde muchos relativizan lo común, donde el ajuste se presenta como virtud y la insensibilidad como mérito, recordamos que la vida cotidiana de un pueblo también es política.
La Municipalidad de Río Grande debe responder. Debe reparar. Debe estar.
Río Grande merece más. No solo promesas. Merece un presente en el que vivir con dignidad no sea una excepción, sino un derecho.