10 DE ABRIL 2021
La madre y la hermana de Julieta Riera, quien en abril del año pasado fue golpeada y arrojada desde el octavo piso de un edificio del centro de la ciudad de Paraná y por cuyo femicidio está siendo juzgado su novio, aseguraron que días antes de su muerte, la joven les mostró moretones y les confesó que había sido agredida por su pareja.
Ana Burgos y Florencia Riera, madre y hermana de la víctima, declararon en la segunda audiencia del juicio por jurados que se le sigue en Paraná a Jorge Julián Christe (31) por el delito de «homicidio triplemente agravado por el vínculo, alevosía y mediando violencia de género».
En la audiencia de apertura, el fiscal del juicio Ignacio Aramberry calificó a Christe, hijo de la exjueza en lo Civil y Comercial Ana María Stagnaro, como «un macho violento» que golpeó y luego arrojó a la víctima desde el octavo piso.
«Esta es la historia de un macho violento que atacó ferozmente a su novia tomándola del cuello, apretándoselo y la mató arrojándola por el balcón, y que lejos de interesarse por lo sucedido, fue a la casa de su madre y luego a la policía, donde informó falsamente que se había caído su suegra», relató el fiscal en su alegato de apertura.
Una de las principales testigos de la jornada fue la madre de la víctima. «El último día que la vimos (martes 28 de abril del 2020) la hermana le dice que se quede unos días en casa. Yo le dije traéte un poco de ropa y te venís. Y no, no vino y no vino más», dijo Burgos.
Ante el juez técnico Elbio Garzón y los 12 jurados populares, la mujer recordó que si bien su hija «era muy reservada», en una oportunidad pudo verle «moretones y marcas», aunque en ese momento su hija le dijo que se los había provocado al caer de la moto.
También, contó que Julieta ese mismo día le comentó que Christe era «un tipo celoso» y que no le gustaba verla «con otras personas», y por eso pidió que el novio de la hermana no salga cuando él la busque porque «le tenía muchos celos».
«Estábamos buscando el barbijo –continuó– y la hermana le dice ‘Juli por qué no te quedas unos días así terminas todos los trabajos y no tenes que ir y venir’, pero se negó porque no quería que Julián quede solo».
Al salir, «le dije ‘acomodate bien el barbijo y el casco’, nos dimos un abrazo y fue la última vez que la vi. El miércoles no vino, entonces a la noche quise llamarla y no entró la llamada, y pensé que si al otro día no venía la llamo de nuevo, y no vino y me terminaron llamando de otro lado», se lamentó Burgos durante su testimonio.
La madre de Julieta precisó que tiempo antes de su muerte le había regalado a su hija un celular pero «se había roto», por lo que para comunicarse debía contactar a Christe, y para que la joven hable con sus amigos «usaba el mío, sólo cuando estaba en casa o conmigo».
Burgos recordó que su hija «era muy dulce y una gran persona con mucha luz, no era agresiva y pensaba que podía cambiar a las personas», pero que «desde que comenzó la relación con Christe estaba más callada» y la visitaba menos.
En tanto, Florencia Riera, hermana de Julieta, remarcó que el último día que la vio, la joven le contó que Christe «era muy celoso» y que se mostró «muy preocupada».
«Ella se sienta de la nada y me muestra en el hombro moretones y me dice que se los hizo él. Le dije que no tenía por qué tocarla pero se levantó asustada y me pidió con miedo que no le cuente a mi mamá», enfatizó Florencia y también señaló que anteriormente vio «otros moretones en las piernas pero no pregunté».
Además, ese día le pidió que se quede a dormir junto a ella en la casa de sus padres, porque tuvo «una intuición de que tenía que quedarse segura con nosotros en casa, pero dijo que él le decía que no quería quedarse solo y no quiso».
También declaró la psicóloga del Departamento Médico Forense del Superior Tribunal de Justicia de Entre Ríos, Aranzazú Ormache, quien aseguró que el hijo de la exjueza «consumía alcohol y cocaína desde joven» y que tenía una «conducta posesiva, con celos y reacciones desmedidas y agresivas».
El femicidio de Riera (24) ocurrió el pasado 30 de abril, cuando la joven cayó del balcón del departamento 5 del octavo piso del edificio de la calle San Martín 918, entre las 2.20 y 2.50.
La joven, que estudiaba para terminar el secundario y tenía un hijo menor de edad, presentaba más de 31 lesiones, hematomas, hemorragias y excoriaciones en el rostro, cuello, brazos y piernas, según determinaron los médicos forenses, lesiones que, «principalmente en la zona del cuello, fueron anteriores a la caída».
La pareja convivía desde hacía un año y medio y, según la Justicia, «más de 10 personas» entre familiares y amigos de la chica «sabían que la relación estaba caracterizada por la violencia de género».