26 julio , 2024

A 10 años de la muerte de Néstor Kirchner: La ausencia más presente

26/10/2020

Fue un político formado, pragmático, intuitivo, desafiante, temperamental y por momentos agresivo, al que le tocó gobernar la Argentina desde el 2003 al 2007.

La Argentina quedó estupefacta aquel 27 de octubre de 2010, cuando la noticia corrió como un viento funesto por las calles vacías y silenciosas por el feriado del Censo Nacional. A los sesenta años de edad había muerto el expresidente Néstor Kirchner, uno de los políticos que marcó más profundamente el pasado cercano de la Argentina. Ganó y perdió en las urnas. Legó una persistente herencia política y familiar que prolonga su huella hasta el presente, y estrenó una grieta en la sociedad que diez años después divide su memoria y le impide hacer un sereno y desapasionado análisis de su figura, que queda reservado para la Historia.

No se pudo reponer a un infarto de miocardio. Murió en su cama de El Calafate, en su Santa Cruz natal, a la que gobernó doce años antes de proyectarse en el orden nacional para llegar a la presidencia en 2003. Se consumió en el fuego de su pasión política, que lo hizo despreciar los avisos de la enfermedad coronaria, porque no quería dar muestras de debilidad en vísperas de las elecciones de 2011, con las que aspiraba a sentarse nuevamente en el sillón de Rivadavia. El 7 de febrero fue operado de la carótida; el 11 de setiembre sufrió un accidente cerebro vascular y fue sometido a una angioplastia urgente. El 14 de setiembre participó de un acto multitudinario en el Luna Park. Cuarenta y tres días después falleció.

Ni los panegíricos del mito que sus cercanos comenzaron a construir cuando lo estaban velando, ni la descalificación sin concesiones de sus críticos más enconados lo describen cabalmente. Fue un político formado, pragmático, intuitivo, desafiante, temperamental y por momentos agresivo, al que le tocó gobernar la Argentina –con logros y excesos- a partir de una de las peores crisis políticas y socioeconómicas de la historia. La voracidad en la acumulación de riqueza material y de poder –que concebía como una unidad- fue su sello. Murió antes de que estallara el escándalo de megacorrupción con las coimas de la obra pública que llevó a la cárcel a algunos de sus colaboradores y al procesamiento de su esposa Cristina Fernández. En la causa, hay testimonios de sus ex funcionarios que lo señalan como el núcleo de la maniobra.

Candidato por descarte

Su llegada a la presidencia en 2003 fue azarosa y fruto de su tenacidad. El empeño de Carlos Menem en volver a la Casa Rosada dividió al peronismo y llevó a sus rivales internos, encabezados por el presidente Eduardo Duhalde, a enfrentarlo en las elecciones de 2003. Duhalde, como gran elector, desistió sucesivamente de proponer –por negativas o falta de popularidad- a Felipe Solá, Carlos Reutemann y José Manuel De la Sota. Por descarte apeló a Kirchner en su cruzada contra el riojano. El peronismo fue con tres candidatos (Menem, Kirchner y Adolfo Rodríguez Saa) y el radicalismo también estaba atomizado. Kirchner, que comenzó con 5% por ciento de expectativa de votos fue creciendo, y llegó segundo con el 22,25% contra el 24,45 % de Menem. Las encuestas que le auguraban una dura derrota (60% a 30%) llevaron a Menem a bajarse de la segunda vuelta.

25 de mayo de 2003. Eduardo Duhalde traspasa el mando a Néstor Kirchner
25 de mayo de 2003. Eduardo Duhalde traspasa el mando a Néstor Kirchner

“Nos privó de la victoria”, estalló Kirchner. Se enfureció por entender que querían vaciarlo de poder al hacerlo asumir con escaso respaldo popular. Mostró su temperamento al acusar a Menem de “cobarde” y de realizar “un golpe a la democracia” robando el derecho al voto a la ciudadanía. “Me consideraban el Chirolita de Duhalde”, recordaba con humoral describir su vulnerable situación. Pero con medidas audaces y de gran repercusión popular, como la renovación de la cúpula militar y de la Suprema Corte de Justicia, y la derogación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, logró alcanzar casi de inmediato uno de los mayores índices de aceptación ciudadana que ha tenido un presidente en la Argentina. Contribuyó sustancialmente la mejoría de la situación socioeconómica. (Con Kirchner, fue la segunda ocasión histórica en que la pobreza dejó de crecer en la Argentina, desde la salida de la hiperinflación del gobierno de Raúl Alfonsín).

La crisis explica el suceso de Kirchner y del “kirchnerismo” naciente. Elfracaso del neoliberalismo de Menem que persistió durante la gestión de Fernando de La Rua, – con la caída vertical de salarios y jubilaciones y aumento de la desocupación (25%) y de la pobreza (54%) -, sumergió a los estratos populares. Con el “corralito” que afectó a la clase media, y la decepción hacia la clase política formulada en el “que se vayan todos”, sobrevino la crisis de diciembre del 2001 que desembocó en la retirada de Fernando De la Rúa (después de la represión a la protesta que provocó 27 muertos y más de cien heridos).

Fue cuando se dio la inusual situación de los cuatro presidentes peronistas en diez días (Ramón Puerta, Adolfo Rodríguez Saá, Eduardo Camaño y Eduardo Duhalde). Este último fue el encargado de entregarle el bastón al nuevo presidente. Antes, consumó una megadevaluación que junto a la reserva de divisas considerable, constituyó un punto de partida para la recuperación económica que comenzó con Roberto Lavagna y capitalizaría Kirchner, que lo conservó como ministro de Economía.

El despegue de “Lupín”

La pelea entre Menem y Duhalde le abrió a Kirchner una puerta inesperada a la presidencia, y la situación económica cuasi terminal le permitió llevar inmediatamente buenas noticias a la población (“que quería salir del infierno”, comentó evocando esos días), pero el patagónico estaba lejos de ser un advenedizo: llevaba décadas preparándose para lo que parecía un sueño imposible (“Se reían de mí cuando decía que quería ser presidente”, llegó a comentar en televisión), e iba a aprovechar a fondo la ocasión. Generó un proceso de rápido crecimiento económico y cambio social, que fue conformando de hecho un nuevo modelo de desarrollo y un nuevo movimiento político concebido para superar al peronismo, al que no obstante volvería una y otra vez.

“Vengo a proponerles un sueño” dijo en su discurso inaugural parafraseando a Martin Luther King. Había empezado a concebir ese sueño cuando estudiaba Derecho en la ciudad de La Plata en los convulsionados años 70, donde conoció, novió seis meses y se casó en 1975 con Cristina Fernández, que sería su compañera en la actividad profesional como abogados, en la política y en la vida. Había nacido el 25 de febrero de 1950 en Río Gallegos, hijo de Néstor Kirchner, un empleado y luego tesorero del correo y comerciante, con antepasados suizos y alemanes, y de María Ostoíc, chilena, a cargo del telégrafo de Punta Arenas. Tuvo dos hermanas, Alicia y María Cristina. De chico uno de sus ojos quedó estrábico, y llevó un parche casi dos años. En la infancia le pusieron el apodo de “Lupín”, como el personaje del piloto de avión de ojos saltones que aparecía en la revista Capicúa. Este “Lupín” de carne y hueso volaría alto.

“Vengo a proponerles un sueño” , dijo Néstor Kirchner en su discurso de asunción presidencial
“Vengo a proponerles un sueño” , dijo Néstor Kirchner en su discurso de asunción presidencial

Contra su deseo no pudo hacer la carrera docente por su dificultad en la pronunciación de algunas consonantes. En 1969 se instaló en una pensión de La Plata y comenzó la carrera de Derecho -y la»carrera» política, en el Frente Universitario de la Revolución Nacional(FURN). Ya casado con Cristina vivieron un tiempo en City Bell, hasta que se mudaron a Río Gallegos, donde fundaron un estudio jurídico. En el libro “Lejos del bronce”, Julio Bárbaro, Omar Pintos y Oscar Muiño, detallan con testimonios de vecinos cómo Kirchner, como apoderado de una financiera se benefició con la ley 1050 de la dictadura para quedarse por precio vil con más de veinte propiedades, durante el gobierno militar. “Así construyó el patrimonio con el que llegó a la intendencia de Rio Gallegos”, sostienen. Son numerosas las anécdotas sobre la fascinación de Kirchner por el dinero. Una quedó filmada. “Cuando veo estas cajas…Éxtasis!”, se lo ve y oye exclamar, con el ademán de abrazar la caja fuerte que le mostraba el intendente de Las Heras, Francisco Vázquez.

Los autores enfatizan que mientras gobernó Santa Cruz, Kirchner estuvo más cerca que enfrentado a los militares; nunca presentó un hábeas corpus por detenidos o desaparecidos y cuando Hebe de Bonafini visitó la ciudad, no la recibió y ella se vió obligada a terminar haciendo una conferencia de prensa en la sede del Partido Obrero. “En Santa Cruz los cuadros de los milicos están todos colgados, no se bajó ninguno” agregan, para contraponerlo con el efectismo de la postura asumida cuando presidente respecto de los derechos humanos. También es una realidad que Kirchner fue detenido en marzo de 1977 en Río Gallegos junto a Rafael Flores y puesto a disposición del Quinto Cuerpo de Ejército en la Unidad Federal 15, hasta que fueron liberados tres días después, y su estudio sufrió dos atentados.

La plata afuera

Cuando ganó la intendencia en 1987, Kirchner ya tenía como laderos a su hermana Alicia, Julio de Vido, Carlos Zannini y Rudy Ulloa, que lo acompañarían hasta el final. Cuando asumió como gobernador en 1991, se sumó Lázaro Báez. Lo reelegirían dos veces. En 1993 le ganó un juicio al Estado Nacional por mala liquidación de regalías petroleras por 570 millones de dólares más acciones de YPF. Cobró y lo depositó en el exterior, como declaró entonces a la revista Noticias: -¿Usted sacó parte del tesoro provincial fuera del país?: Sí, yo tengo la plata afuera, en Nueva York. Me acusaron de antiargentino por eso. – ¿Y por qué se la llevó afuera? No tenía confianza en nuestra clase dirigente. Nunca se aclaró del todo el destino final de esos fondos.

Eran tiempos de armonía con Carlos Menem. Cuando éste visitó la provincia en mayo de 1993 para traspasar puertos y entregar un subsidio de dos millones y medio de dólares, Kirchner dijo laudatoriamente de él en un discurso: “desde el paso, de aquel gran general (por Perón) no hubo un presidente que haya escuchado tanto a la Patagonia, al Sur y a Santa Cruz en particular”. Después de ese elogio, el amor se convirtió en odio: convertido en opositor, Kirchner dijo que “no tenemos nada que ver con el menemismo entreguista”. Cuando en 1995 Menem juró como senador, Kirchner fue filmado mientras se acariciaba los testículos y tocaba madera con los dedos haciendo “cuernitos” (en el típico gesto popular supersticioso para ahuyentar la mufa).

Menem que nunca se guardó nada, se vengaría mucho después, al comentar la muerte de su enemigo: “quedó medio en duda, a punto tal que se está por hacer una nueva autopsia para saber de qué murió, porque muchos ahora, con el nuevo gobierno, sostienen que a Néstor lo habría matado la mujer. Porque Néstor de acuerdo a lo que uno escuchó y se informó, la castigaba muy feo”. Aludía a los rumores de comportamiento físicamente agresivo de Kirchner con sus allegados -confirmados por Claudio Uberti cuando declaró como “arrepentido” ante la Justicia en la causa por las coimas-. Uberti fue funcionario de Julio De Vido hasta que tuvo que renunciar por el “escándalo de la valija”, en la que el empresario venezolano Guido Antonini Wilson intentó ingresar ochocientos mil dólares ilegalmente al país.

Kirchner dejó la presidencia en 2007 con claroscuros. En el haber, las mejoras salariales y sociales; la renegociación y pago de la deuda externa, y las medidas contra la impunidad de los crímenes de la dictadura, aunque sobreactuó cuando al inaugurar el Museo de la Memoria en la ESMA el 24 de Marzo de 2004 (el mismo día que ordenó bajar los cuadros de los generales Jorge Videla y Reynaldo Bignone en el Colegio Militar), dijo: “Vengo a pedir perdón de parte del Estado nacional por la vergüenza de haber callado durante 20 años de democracia tantas atrocidades”. Despreció el valiente juicio y condena a las Juntas durante el gobierno de Alfonsín, cuando los militares conservaban poder. Dicen que en privado lo llamó para pedirle disculpas. Pero públicamente nunca se retractó.

24 de marzo de 2004, en el Colegio Militar, Néstor hizo bajar los cuadros de Videla y Bignone
24 de marzo de 2004, en el Colegio Militar, Néstor hizo bajar los cuadros de Videla y Bignone

Al volver al llano, fuera de los cargos públicos por primera vez en veinte años, dijo que se iba “a un café literario”, aunque estaba en claro que iba a seguir manejando los hilos del poder después de ungir a su esposa como su sucesora. Ocupó fugazmente unas oficinas en Puerto Madero, pero pronto se mudó a la sede justicialista de Matheu 130, y después definitivamente a la residencia de Olivos, donde instaló su despacho. En enero de 2008 participó como garante en la misión internacional que supervisó la devolución de tres rehenes de las FARC en la selva colombiana, que finalmente se frustró. Cuando ya no era presidente se enfrentó al campo y mostró su faceta autoritaria al intentar avasallar a la prensa.

El voto “no positivo”

“En la mañana del 17 de julio de 2008, Kirchner le dijo a la presidenta Cristina, desolado: ´Siento que ya no te puedo proteger´”, escribió Mario Wainfeld en su libro “El tipo que sabía”. El Senado acababa de sepultar el proyecto de ley de retenciones móviles con el voto “no positivo” del vicepresidente Julio Cobos, un radical que Kirchner había incorporado a la fórmula como parte de su proyecto político “transversal”, cuando se despegó de la influencia de Duhalde. Era el fin de un conflicto que duró cuatro meses, y fue uno de los trances más difíciles de la presidencia de Cristina. Hasta se mencionó que pensó en renunciar.

Durante el conflicto la presidenta había acusado a los ruralistas y a los medios que reflejaban el conflicto, de golpistas. “Esta vez no han venido acompañados de tanques; esta vez han sido acompañados por algunos generales multimediáticos”, dijo en la Plaza de Mayo. Faltaban diez días para que Cristina Kirchner presentara el proyecto de la Ley de Medios el 18 de marzo de 2009, cuando el ex presidente fue elevando la agresividad en sus ataques sin eufemismos, y pronunció las frases “¿qué te pasa Clarín?” y “¿por qué estás tan nervioso Clarín?”. El 28 de junio cayó derrotado ante Francisco de Narváez en las elecciones legislativas, y renunció a la jefatura del Partido Justicialista, que había asumido en medio de su oscilante relación con el partido fundado por Perón. El 4 de mayo de 2010 fue elegido presidente de la UNASUR, rodeado de sus amigos Hugo Chávez, Evo Morales y Rafael Correa, entre otros (con los que había enfrentado exitosamente a George W. Bush “no nos venga a patotear”, le dijo, en Mar del Plata, al rechazar el ALCA, el 5 de noviembre de 2005)En noviembre de 2007, Kirchner tomó como una traición la autorización del presidente Tabaré Vazquez para que la papelera finlandesa Botnia operara en el Uruguay, y llevó el conflicto a la Corte de La Haya que finalmente falló que no era contaminante.

El final

Esperaba ansioso la revancha de las urnas en las presidenciales de 2011, pero se cruzó la enfermedad . Siete meses después de ser operado de la carótida, el 11 de setiembre fue sometido a una angioplastia. “Estoy bien, estoy bien”, dijo al abandonar el sanatorio a las 48 horas. El 14, pálido y con aspecto cansado no pudo hablar en el acto del Luna Park que le organizó La Cámpora. El 23 de setiembre tuvo fuerzas todavía para acompañar a Cristina a Nueva York para la asamblea de las Naciones Unidas. Pero ya nunca se recuperó del todo.

En la madrugada del 27 de octubre se descompuso mientras dormía en su casa de El Calafate, donde la noche anterior había cenado con su amigo Lázaro Báez y discutido por teléfono con Hugo Moyano (el sindicalista rechazó el rumor de que el disgusto por la conversación desencadenó el infarto). Trataron inútilmente de reanimarlo manualmente (en la casa no había desfribilidador). En el hospital ubicado a unas cuadras hicieron el último esfuerzo, antes de certificar su muerte por un paro cardiorespiratorio. Cristina estuvo junto a él hasta el final. Hubo un velatorio íntimo en la casa en el que, según cuenta Ceferino Reato en su libro “Salvo que me muera antes”, Máximo clamó al despedirlo: “Chau papá. Te juro que a todos los que te hicieron esto…los voy a hacer mierda!”.

El velorio de Néstor Kirchner.
El velorio de Néstor Kirchner.

El velatorio a cajón cerrado en la Casa Rosada concitó una numerosa muestra de dolor popular. Personalidades de todos los ámbitos, nacionales e internacionales, acudieron a darle el pésame a la presidenta. El funeral y la televisación fueron organizados con el despliegue que el peronismo en el poder emplea para despedir a sus muertos notorios. Una guardia de granaderos y la gente en las calles dieron marco al traslado del féretro hasta el avión que lo llevó a Río Gallegos. En la ciudad donde nació descansan sus restos, en un panteón que donó su amigo Lázaro.

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